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especialmente para entablar diálogo con los otros, creyentes a no creyentes, para manifestar
directamente a todos el mensaje de Cristo (592).
Pero como en estos tiempos se difunde ampliamente y en todas partes el materialismo de toda especie,
incluso entre los católicos, los seglares no sólo deben aprender con más cuidado la doctrina católica,
sobre todo en aquellos puntos en que se la ataca, sino que han de dar testimonio de la vida evangélica
contra cualquiera de las formas del materialismo.
b) En cuanto al establecimiento cristiano del orden temporal, instrúyanse los seglares sobre el verdadero
sentido y valor de los bienes materiales, tanto en sí mismos como en cuanto se refiere a todos los fines
de la persona humana; ejercítense en el uso conveniente de los bienes y en la organización de las
instituciones, atendiendo siempre al bien común, según los principios de la doctrina moral y social de la
Iglesia. Aprendan los seglares sobre todos los principios y conclusiones de la doctrina social, de forma
que sean capaces de ayudar por su parte en el progreso de la doctrina y, sobre todo, de aplicarla
rectamente en cada caso particular.
c) Puesto que las obras de caridad y de misericordia ofrecen un testimonio magnífico de vida cristiana,
la formación apostólica debe conducir también a practicarlas, para que los fieles aprendan desde niños a
compadecerse de los hermanos, y a ayudarlos generosamente cuando lo necesiten (593).
Las ayudas que hay que prestar
32. Los seglares que se entregan al apostolado tienen muchos medios, tales como sesiones, congresos,
reuniones, ejercicios espirituales, asambleas numerosas, conferencias, libros, comentarios para lograr un
conocimiento más profundo de la Sagrada Escritura y de la doctrina católica, para nutrir su vida
espiritual, y para conocer las condiciones del mundo y encontrar y cultivar medios convenientes (594).
Estos medios de formación tienen ya el carácter de las diversas formas de apostolado en los ambientes
en que se desarrolla.
Con este fin se han erigido también centros e institutos superiores que han dado ya frutos excelentes.
El Sagrado Concilio se congratula de estas empresas florecientes en algunas partes y desea que se
promuevan donde sean necesarias.
Establézcanse, además, centros de documentación y de estudios, no sólo teológicos, sino también
antropológicos, psicológicos, sociológicos y metodológicos para fomentar más y mejor las facultades del
ingenio de los seglares, hombres y mujeres, jóvenes y adultos para todos los campos del apostolado.
Exhortación
33. Por consiguiente, el Sagrado Concilio ruega encarecidamente en el Señor a todos los seglares que
respondan con gozo, con generosidad y corazón dispuesto a la voz de Cristo. Sientan los más jóvenes
que esta llamada se hace de una manera especial a ellos, recíbanla, pues, con entusiasmo y
magnanimidad. Pues el mismo Señor invita de nuevo a todos los seglares por medio de este Santo
Concilio a que se le unan cada vez más estrechamente, y, sintiendo sus cosas como propias (cf. Fil., 2,
5), se asocien a su misión salvadora. De nuevo los envía a toda ciudad y lugar a donde El ha de ir (cf.
Lc., 10, 1), para que con las diversas formas y modos del único apostolado de la Iglesia, ellos se le
ofrezcan como cooperadores aptos siempre para las nuevas necesidades de los tiempos, abundando
siempre en la obra de Dios, teniendo presente que su trabajo no es vano delante del Señor (cf. 1 Cor., 15,
58).
Todas y cada una de las cosas establecidas en este Decreto fueron del agrado de los Padres. Y Nos, con
la potestad Apostólica conferida por Cristo, juntamente con los Venerables Padres, en el Espíritu Santo,
las aprobamos, decretamos y establecemos y mandamos que, decretadas sinodalmente, sean
promulgadas para gloria de Dios.
Roma, en San Pedro, día 18 de noviembre de 1965.
Yo PABLO, Obispo de la Iglesia Católica
(Siguen las firmas de los Padres) [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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